Hoy vamos a hablaros de las almas extraviadas, errantes o en pena. Tres formas distintas de llamar a un mismo tipo de espíritu que se adhiere a las personas y absorbe su energía.
Almas extraviadas, almas errantes o almas en pena
Llamamos así a los difuntos que no consiguieron regresar al Creador (Dios, energía, universo… como cada uno le quiera llamar). Estas almas extraviadas se quedan suspendidos entre el tercer y cuarto plano (ver planos de existencia) y cuando llegue el momento encontrarán el camino de regresar con la Fuerza Creadora.
Las almas extraviadas se pegan a una persona para estar cerca de su luz espiritual, lo cual ocasiona dificultades a esa persona en cuestión. Los errantes también regresan a zonas donde pasaban más tiempo en vida o cerca de personas que amaron.
Si se está adherido durante largo tiempo a un alma errante esto puede generar enfermedades, ocasionadas por el constante drenaje de energía, enfermedades que pueden desaparecer una vez el espíritu sea enviado.
Personas vulnerables o con problemas de adicción, tienen aberturas en su campo aúrico, por lo que pueden tener varias almas extraviadas adheridas.
Uno nunca debe tratar de conversar con estos espíritus, pues se encuentran desequilibrados y pueden ser manipuladores, agresivos y dementes.
Espíritus caídos
Los espíritus caídos son más fuertes y resistentes que las almas extraviadas y otras entidades normales. Llevan más tiempo entre los planos y se han desarrollado, por lo que no responden a las mismas órdenes. Siguiendo un proceso algo distinto, ya que hay que conocer el nombre del espíritu, también es posible liberarse de ellos.